domingo, 21 de octubre de 2012

Brucelosis

brucelosis

¿Qué es la brucelosis?

 La brucelosis es un conjunto de enfermedades causadas por una bacteria perteneciente al género denominado Brucella. Se trata de una enfermedad antropozoonótica, es decir, es una enfermedad que puede ser transmitida a los humanos por diversos animales vertebrados. Podría decirse que el ser humano no es en realidad el objetivo de este grupo de bacterias, sino que su infección es un accidente en la cadena epidemiológica (camino que sigue el agente patógeno desde su hábitat natural hasta el hospedador susceptible), puesto que su huésped habitual suelen ser otros mamíferos (ganado ovino, bovino, caprino, porcino, perros, cetáceos, etcétera).
En humanos se han dado casos de infección por B. melitensis, que originalmente afecta sobre todo a cabras y ovejas, y que es la responsable de la mayoría de los casos observados en España. B. abortus, que afecta al ganado bovino; en humanos suele presentarse como una patología asintomática. Y B. suis aparece en ganado ovino y porcino; el porcentaje de infección en humanos es bastante bajo.

Es una de la zoonosis conocida también como: Fiebre de Malta, Fiebre del Mediterráneo, Fiebre Ondulante o Recurrente en el Hombre, Enfermedad de Bang, aborto epizoótico en el ganado,
Las especies patógenas para los animales son: Brucella melitensis en cabras, B. Abortus en bovinos, B. suis en cerdos, B. canis en caninos, B. ovis en ovinos y B. neotomae en ratas canguro. La B. melitensis es la más común y notoria en el humano, no se han comprobado en el hombre, casos de B. ovis y B. neotomae.

            
¿Cómo se transmite?
 
El contagio de la enfermedad suele darse por contacto con fluidos provenientes de algún animal infectado (sangre, orina, heces, fluidos vaginales, fetos abortados, placenta) y debido al consumo de productos de origen animal infectados, principalmente leche cruda o productos lácteos elaborados con leche cruda.
Por lo general, no suelen darse casos de contagio persona a persona, solo se han podido detectar en circunstancias determinadas como trasplantes con órganos infectados, contacto sexual con un individuo enfermo, o un bebé lactante amamantado por una madre infectada.
Las vías de contagio, es decir, el lugar por donde la bacteria penetra en el organismo una vez ha establecido contacto con el individuo, suelen ser la boca, nariz, ojos y zonas lesionadas en la piel (cortes, heridas, etcétera). La ingesta de un producto infectado suele ser la forma más común de contagio no relacionado con el entorno laboral.
 

Esta enfermedad zoonótica en el hombre se transmite en forma directa, por la ingesta de leche y consumo de derivados lácteos no pasteurizados, o bien, en forma indirecta por el contacto con productos, subproductos y desechos orgánicos, como tejidos o excreciones de animales que padecen la enfermedad, asimismo se puede infectar por inoculación de brucela o inhalación de polvos de corrales, establos o mataderos donde la bacteria se encuentre; por lo cual atender animales enfermos con brucelosis, manipular carne o vísceras de animales infectados o trabajar en un laboratorio y contaminarse con el germen, se ha considerado como una enfermedad ocupacional de alto riesgo.

   

Síntomas de la brucelosis

El periodo de incubación de la brucelosis puede ser muy variable, desde cinco días hasta varios meses. Lo más común es que los primeros síntomas comiencen a observarse entre 10 y 30 días tras la exposición al patógeno.  
Los síntomas de brucelosis pueden ser muy distintos en cada individuo, dándose incluso casos asintomáticos.
El camino que sigue la bacteria tras penetrar en el organismo tiene su primera parada en los ganglios linfáticos; si en este punto las defensas del individuo no son capaces de eliminar al patógeno, este se multiplicará y pasará al torrente sanguíneo. En este momento podrán observarse los síntomas típicos de la etapa aguda de la enfermedad. Lo más común y característico de dicha etapa es la aparición de fiebre de hasta 38ºC que dura varios días, tras los cuales desciende, apareciendo posteriormente en oleadas y acompañada de sudoración profusa, desproporcionada con el estado febril y normalmente en las horas nocturnas, y dolores articulares, musculares o neurológicos. El paciente puede presentar un estado de cansancio continuo y, en muchas ocasiones, estreñimiento. A esto se le pueden sumar síntomas poco específicos como fatiga, dolor de cabeza o pérdida de peso.
Una vez en la sangre la bacteria tendrá acceso a diversos órganos y tejidos  del cuerpo, adquiriendo localizaciones focales:
  • Orquiepididimitis: inflamación del testículo y del epidídimo (conducto que conecta el testículo con los conductos deferentes). Ocurre en 5 de cada 100 pacientes varones.
  • Afectaciones focales del sistema osteoarticular:
  • Sacroileítis: inflamación de la articulación sacroilíaca, articulación situada entre el hueso sacro y el ilion del hueso coxal, en la parte final de la espalda.
  • Espondilitis: inflamación de las articulaciones de la columna vertebral. Da lugar a dolores lumbares, rigidez, etc.
  • Bursitis: inflamación de la bursa, estructura situada entre los huesos, tendones y músculos, y cuya función consiste en facilitar el movimiento de estas estructuras evitando el rozamiento entre ellas.
  • Tenosinovitis: inflamación de la vaina que recubre un tendón.
  • Granulomatosis  hepática: lesión inflamatoria que da lugar a una masa o granuloma conformado por la acumulación de células del sistema inmune.
  • Neumopatía brucelar: conjunto de trastornos pulmonares que pueden incluir diversos síntomas.
La llegada de las bacterias al sistema nervioso central y la endocarditis (inflamación del endocardio, pared interna del corazón) son las complicaciones más graves; estas, al igual que los casos de lesiones dermatológicas, son bastante raras y suelen darse principalmente en individuos que están continuamente expuestos al patógeno debido a su ocupación laboral.
La brucelosis tiene una elevada tendencia a producir recidivas (reaparición de los síntomas), sobre todo en los tres meses posteriores a la enfermedad y en los casos que no han sido tratados. Algunos individuos pueden llegar a sufrir dolencias derivadas de la enfermedad durante años, dando lugar a un cuadro crónico que derivará en una disminución de la función músculo esquelética, alteraciones neurovegetativas, parestesia (sensación alterada de los sentidos que se manifiesta en forma de hormigueos, adormecimiento, etc.) y dolores articulares.
                  

¿Quiénes son los más expuestos a enfermar de brucelosis?

Trabajadores de la industria de la carne y leche, ganaderos, médicos veterinarios, granjeros, matanceros, carniceros, amas de casa que llegan a manejar carne contaminada. 

 
¿Por qué es importante detectar la brucelosis en la salud pública?
 

Al existir condiciones del medio ambiente que favorecen su propagación y por ser una enfermedad frecuente en animales domésticos y silvestres, es necesario que la población conozca este problema que se considera poco frecuente en humanos desde el punto de vista clínico, aunque cada vez los estudios de laboratorio identifican más casos.
¿Dónde existe la brucelosis?

Su distribución es mundial y se presenta todo el año. En nuestro país el 75% de las entidades han reportado casos humanos y animales.

Diagnóstico de la brucelosis

Dada la gran variedad de síntomas que puede producir la brucelosis, la detección de la enfermedad no es siempre fácil. Los datos aportados por el paciente acerca de su ocupación laboral y la zona donde reside o trabaja pueden ser de mucha ayuda para determinar el diagnóstico. En las zonas endémicas, los profesionales sanitarios están familiarizados con este tipo de casos y, por tanto, el diagnóstico suele ser rápido y certero. Esta distribución localizada de la enfermedad supone una desventaja en las zonas donde la brucelosis no aparece de forma habitual, puesto que las pruebas diferenciales para esta afección no se realizan de forma rutinaria, y los casos tienden a detectarse cuando la enfermedad está ya bastante avanzada.
El análisis de laboratorio es una prueba imprescindible en la búsqueda de indicios de brucelosis, ya que permitirá conocer a ciencia cierta cuál es el agente causante de la patología (en caso de que este sea un agente bacteriano). El procedimiento consiste en tomar una muestra de sangre  y realizar con ella un cultivo, es decir, mantener la muestra en unas condiciones concretas que hagan posible el crecimiento de la bacteria. Esto permite, en primer lugar, determinar la presencia/ausencia de bacterias en la sangre.
Si aparecen colonias (agrupaciones de bacterias que aparecen en el medio cuando hay crecimiento), se podrá determinar si estas pertenecen a Brucella, según sus características de color y forma. Posteriormente puede tomarse una muestra de las bacterias cultivadas y observar al microscopio su morfología, que será comparada con la del patógeno sospechoso. Se pueden realizar además una serie de pruebas bioquímicas que aportarán datos adicionales para la confirmación del diagnóstico de brucelosis.

Las manifestaciones clínicas más frecuentes son: escalofrío, dolor de cabeza, fiebre continua de 40 ºC o más, crisis sudorosas, mialgias, artralgias y ataque del estado general, pudiendo persistir manifestaciones de endocarditis, encefalitis, anemia. El diagnóstico microbiológico se basa en estudios de laboratorio para determinar la presencia del agente etiológico en el organismo del enfermo. La prueba inequívoca para el diagnóstico específico de brucelosis es el cultivo de sangre, LCR o sinovial.
La prueba rápida con Rosa de Bengala, en una muestra serológica sí resulta positiva, se somete a las pruebas confirmatorias con aglutinación estándar en tubo (SAT) y dos mercapto etanol (2ME), sí SAT, aglutina 1:80, la persona tiene brucelosis, y hay que iniciar el tratamiento. 

 
¿Qué terapéutica antimicrobiana se sugiere?
 

Los medicamentos a utilizar en el tratamiento de un caso de brucelosis, se dan conforme al esquema que se seleccione, correspondiendo:
Esquema A. Consta de tetraciclina y estreptomicina por 21 días.
Esquema B. Formado por la combinación de rifampicina y trimetoprim con sulfametoxazol por 21 días.
Esquema C. En los casos en que existe fracaso con la ministración de los esquemas A y B, se da la combinación de rifampicina y doxiciclina por 42 días.

Tratamiento de la brucelosis

El tratamiento de la brucelosis consiste en la administración de una combinación de antibióticos. Ningún antibiótico elimina por sí solo la infección de forma eficaz. Antes de aplicar cualquier tratamiento, el médico debe identificar el alcance de la infección, es decir, debe valorar la presencia de localizaciones focales y complicaciones como meningoencefalitis o endocarditis; en este último caso, al tratamiento con la medicación habitual (rifampicina y doxiciclina) se le añadirá un tratamiento con un tercer antibiótico (normalmente tetraciclina o un aminoglucósido).
El objetivo del tratamiento es, además de reducir el periodo sintomático de la enfermedad, evitar la aparición de complicaciones tales como la localización focal de la patología, y disminuir al máximo la aparición de recidivas.
La duración recomendada del tratamiento de la brucelosis es de un mínimo de seis semanas; en los casos que presentan localizaciones focales, puede prolongarse algo más en función de la evolución de los síntomas.
Como todos los tratamientos de larga duración, el de la brucelosis presenta el problema del abandono del mismo. Es de suma importancia llevar a cabo el proceso completo ya que, si ya de por sí esta enfermedad presenta una alta tasa de aparición de recidivas, un seguimiento incompleto del tratamiento equivaldrá prácticamente a la ausencia del mismo.
En los pacientes que cumplen con las dosis y el periodo prescritos la aparición de recidivas depende sobre todo de la presencia de localizaciones focales. La medicación que se aplicará en el caso de que se presente una recidiva será la misma que la del tratamiento inicial, dado que Brucella tiene la característica (al menos por el momento) de no presentar resistencias a ninguno de los antibióticos empleados para combatirla (en ocasiones las bacterias se hacen resistentes a antibióticos a los que han sido expuestas previamente).








Prevención de la brucelosis

España es uno de los países con más casos de brucelosis al año,  es considerada aún endémica, y los costes económicos derivados de su control y tratamiento suponen un gran gasto sanitario. La mayoría de estos casos aparecen entre individuos relacionados con determinados sectores profesionales (grupos de riesgo), como son los pastores, ganaderos, trabajadores de mataderos, carniceros, veterinarios y personal de laboratorio. Por ello, es de especial importancia el control a distintos niveles en los respectivos lugares de trabajo.
Un método de prevención adecuado deberá incluir medidas, dirigidas por un lado a minimizar las situaciones de riesgo localizadas principalmente en los lugares de trabajo y, por otro lado, a tratar de incrementar la inmunidad. Para lograr esto deben aplicarse medidas a dos niveles; en primer lugar deben prevenirse en lo posible los casos de brucelosis en animales y, en segundo lugar, debe prevenirse la aparición de casos de brucelosis en humanos.
Para evitar la aparición de la enfermedad  y el contagio en animales pueden realizarse diversas acciones:
  • Asegurarse de que la población ganadera se encuentra sana mediante la observación de las hembras preñadas (la presencia de abortos es uno de los indicios más comunes de la enfermedad en los animales), análisis de muestras de abortos, cuarentena de animales nuevos, establecimiento de programas de vacunación, y controles periódicos mediante test bioquímicos que permitan el diagnóstico precoz.
  • Higiene de material de laboratorio (desinfección de tijeras, guantes, etc.) y de locales. Las salas de partos o de tratamiento de material de origen animal, deben tener unas características que faciliten su limpieza (las paredes deben estar preferentemente revestidas de baldosines).
  • Deben evitarse abrevaderos y comederos comunes, pues incrementan el riesgo de contagio.
  • Desinfección del personal a la entrada y salida de la explotación.
En lo referente al contagio humano:
  • Educación sanitaria. Una población bien informada acerca de los factores de riesgo y medidas preventivas es fundamental para evitar futuros contagios.
  • Control de la calidad de los productos lácteos. En caso de que se consuman productos caseros no sometidos a un proceso industrial, es recomendable hervir la leche antes de su ingesta.
  • Los ganaderos deben evitar la tendencia de acumular los restos y deshechos derivados de la labor en zonas próximas a la vivienda, ya que las bacterias presentes en el polvo y transportadas por el viento pueden llegar fácilmente a la casa.
  • Utilizar prendas protectoras por parte de los profesionales expuestos a Brucella, como guantes que cubran todo el antebrazo, botas altas de goma, mandiles, monos y mascarillas. Las prendas deben ser de materiales fáciles de limpiar y desinfectar, o bien tratarse de prendas desechables.
  • Adecuada higiene personal, antes y después de la jornada laboral.
  • Vacunación, no existe aún una vacuna cuya eficacia haya sido probada en un porcentaje que asegure su fiabilidad, pero actualmente se están llevando líneas de investigación en este sentido en diversos laboratorios.
 

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